El Título 42 es una medida de salud pública, no una estrategia migratoria
Washington, DC – Tras el anuncio hecho por los CDC de que las restricciones del Título 42 serán levantadas a finales de mayo, la respuesta de los escépticos se ha enfocado en lo que sigue: ¿qué podemos esperar este verano en relación con los encuentros fronterizos? Y ¿Tiene la administración un plan para lidiar con ello?
A continuación compartimos un comunicado de Frank Sharry, Director Ejecutivo de America’s Voice:
El Título 42 es una política de salud pública, no un plan migratorio. Ha estado vigente como una medida de control fronterizo durante dos años, y con total objetividad ha sido un fracaso. Abultó la cantidad de ‘encuentros fronterizos’ al cuadruplicar la cifra de quienes reinciden para cruzar, e impidió el uso de mecanismos de cumplimiento con base en la ley vigente.
Así que la angustia por eliminar el Título 42 no está basada en análisis sólidos ni en buena política. En lugar de eso, refleja la mala fe republicana, la amplificación de la narrativa de la derecha por parte de muchos en los medios de información tradicionales, así como la falta de una estrategia de la Casa Blanca para atreverse e involucrarse en el debate.
Sí, los traficantes se aprovecharán de cualquier cambio en esta política pública para hacerse de nuevos clientes. Y sí, las condiciones en los países de origen siguen siendo peligrosas. De este modo, podemos y debemos esperar un incremento entre quienes busquen seguridad en nuestra frontera sur este verano.
Afortunadamente, el gobierno de Biden tiene un plan. Es un buen plan. El objetivo es restaurar un sistema de asilo y de seguridad fronteriza justo. Está diseñado para crear orden y justicia en nuestra frontera sur. Los puntos clave de dicho plan incluyen aumento en la capacidad operativa, incremento en personal y recursos, creación de nuevos centros de procesamiento, así como hacer más eficientes la revisión de casos y la toma de decisiones. Los elegibles para el asilo serán protegidos y aprobados; los no elegibles tendrán derecho a ser escuchados en una corte, y si no logran obtenerlo serán removidos del país. Si piensas que no es suficientemente sؚólido, haz recomendaciones concretas en torno a cómo mejorarlo.
A largo plazo, la administración está haciendo algo que ningún otro gobierno haya hecho: promover una estrategia regional inteligente e integrada que incluye aliviar las causas de origen, desintegrar redes de contrabando, proveer vías legales y refugio seguro en la región de la que huyen los que buscan asilo, así como reforzar el sistema de asilo con suficientes jueces, mayor representación legal y programas de gestión de casos para asegurar un proceso ordenado que se caracterice por tener decisiones justas y definitivas.
De hecho, en términos más generales, lo que más se necesita es modernizar nuestro sistema de inmigración mediante una revisión legislativa largamente esperada. El sistema necesita instituir reglas nuevas y claras para fortalecer su integridad, reflejar nuestros valores y servir a nuestros intereses. Pero los republicanos están más interesados en lograr puntos políticos entre los votantes blancos inconformes, que en trabajar con los demócratas para abordar un sistema de inmigración inadecuado y disfuncional.
No podemos permitir que la mala fe de la política republicana y el cinismo de Stephen Miller destruyan nuestro compromiso con una inmigración justa, humana y ordenada. Si bien la obstrucción del Partido Republicano bloquea reformas legislativas necesarias, su estrategia política se basa en falsedades como la de “fronteras abiertas” y en conspiraciones tipo “teoría del reemplazo”. Si ellos regresan al poder, retomarán lo que Trump y Miller dejaron inconcluso y perseguirán las mismas políticas crueles y caóticas.
Vamos, demócratas. Atrévanse. Denuncien las mentiras republicanas y defiendan la visión de un Estados Unidos confiable, fuerte y capaz que es lo suficientemente competente para lidiar con los altibajos de la migración forzada en nuestra frontera sur. La administración Biden tiene el plan correcto, y no incluye poner en marcha de nuevo la malvada creación de Stephen Miller.
