24/01/11 a 12:23pm por Maribel Hastings
WASHINGTON – Sin DREAM Act y sin reforma migratoria integral, el presidente Barack Obama pronuncia mañana martes su segundo discurso sobre el estado de la Unión en medio de una adversa atmósfera para los inmigrantes ante la falta de un alivio federal y la proliferación de medidas punitivas a nivel estatal.
Muchos esperan que el presidente pronuncie más de las escasas palabras que dedicó el año pasado al tema que se supone resolvería en el primer año de su gestión. Pero a estas alturas, no es lo que se diga sino lo que se haga.
Y la situación para la población inmigrante del país es cada vez más complicada.
El jueves la Oficina de Control de Inmigración y Aduanas (ICE) anunció la creación de un centro para ampliar las auditorías, particularmente a grandes empresas, para detectar si están contratando o no indocumentados.
Buscan solidificar las “redadas silenciosas” que se supone estén centradas en empleadores inescrupulosos, pero que siguen fomentando mayor explotación laboral porque quienes finalmente sean despedidos se convierten en presa fácil de otros patronos que no concederán puestos a estadounidenses sino a una mano de obra barata y sin derechos de la que puedan seguir sacando ventaja.
Mientras tanto, más de una veintena de estados donde los republicanos controlan una o ambas cámaras de las Legislaturas, siguen impulsando medidas migratorias mayormente punitivas y que en algunos casos, intentan copiar la antiinmigrante SB1070 de Arizona.
En muchas instancias, se trata de medidas que no progresarán, pero la intención real es seguir explotando el tema con fines partidistas aunque no se solucione nada.
En Mississippi, por ejemplo, el Senado estatal republicano aprobó una medida similar a la SB1070 cuyas posibilidades de avance en la Cámara estatal de Representantes son inciertas. Se trata de un estado donde los inmigrantes jugaron un papel central en las labores de reconstrucción tras la devastación causada por el huracán Katrina, algo reconocido por el propio gobernador del estado, el republicano Haley Barbour.
El funcionario, uno de los potenciales aspirantes a la nominación presidencial republicana el 2012, no ha dicho si promulgará la medida si llega a su escritorio.
A nivel federal, esta semana el flamante nuevo liderazgo republicano del subcomité de Inmigración de la Cámara Baja, abre su serie de audiencias sobre la aplicación de leyes en centros de trabajo y el sistema de verificación de elegibilidad migratoria de empleados conocido como E-Verify.
Pero como demuestra un análisis de America’s Voice sobre el historial de votación de estos integrantes republicanos del panel, ellos argumentan que quieren defender al trabajador estadounidense pero poseen un historial de votar consistentemente en contra de medidas que favorecen a los trabajadores.
Es otro frente para promover su agenda de medidas policiacas sin que se que resuelva que 11 millones de indocumentados viven entre nosotros.
Mientras más medidas toma la administración Obama para reforzar la frontera, ampliar las “redadas silenciosas” y aumentar las deportaciones, más críticas recibe de este sector republicano que jamás le dará crédito y que realmente no quiere una solución a un asunto que le sigue rindiendo frutos con su base, pero que sigue alejando a los hispanos de su partido y con ello de sus posibilidades de recuperar la Casa Blanca.
Esto no supone que los demócratas pueden seguir escudándose en la oposición republicana para justificar lo que no han podido hacer en este frente. Perdieron el control de la Cámara Baja, pero siguen teniendo el Senado y la Casa Blanca.
Que reten a los republicanos a buscar una solución y no permitan que el temor al debate impida acciones, como un alivio para los llamados Soñadores que pudieron beneficiarse del DREAM Act, según Obama, una de sus mayores frustraciones legislativas el año pasado.
Sea una oración o varios párrafos los que Obama dedique a la inmigración el martes, el estado de nuestro sistema migratorio es crítico y requiere más que retórica venga de donde venga.
Maribel Hastings es asesora ejecutiva y analista de America’s Voice