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Extremismo republicano en inmigración: Más claro no canta un gallo

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Por Maribel Hastings, asesora ejecutiva de America’s Voice:

WASHINGTON – Tal parece que los emisarios hispanos del aspirante presidencial republicano, Mitt Romney, se quedaron sin excusas para explicar sus abismales cifras de apoyo entre los votantes latinos y lo más sencillo es colocarle la cereza al pastel con ofensas. Ahora resulta que los latinos no apoyan a Romney porque están mal informados y porque los demócratas han sido efectivos en prometerles programas sociales. O sea, porque somos tontos y mantenidos.

No hay mejor estrategia que ofender a los votantes que ya espantaron con sus políticas torcidas, especialmente en el rubro migratorio.

Otto Reich, el cubanoamericano ex Embajador y ex subsecretario de Estado para asuntos del Hemisferio Occidental, le dijo a la Agencia EFE que las cifras de apoyo hispano a Romney son bajas por un problema de “comunicación”.

Los diversos sondeos de opinión dan a Obama índices de apoyo que superan el 70% entre los votantes hispanos mientras que las cifras de Romney no superan el 25% entre los electores latinos.

Según Reich, de acuerdo a EFE, la diferencia evidencia que los votantes hispanos “no están bien informados” y agregó que los demócratas han logrado atraer a los hispanos a sus filas ofreciéndoles “programas sociales”.

Debe referirse, sin duda, a la Ley de Atención Médica Asequible, mejor conocida como “Obamacare”, bajo la cual nueve millones de latinos lograron obtener cobertura médica de la que carecían y la cual Romney ha prometido derogar, si es electo presidente.

O a diversos programas educativos y sociales que el compañero de fórmula de Romney, Paul Ryan, tiene en la mira. Romney habla de reducir el gasto público y dada su insistencia en regresar a las políticas de los años 80 no debería extrañarnos que esa reducción se sostenga en dolorosas reducciones a programas vitales de salud y de educación.

O quizá cataloguen como programa social la Acción Diferida que ha amparado de la deportación, temporalmente, a jóvenes indocumentados, los Soñadores, traídos de niños a este país. Después de todo Romney ha catalogado al plan de legalización de Soñadores, el DREAM Act, como una “limosna” y también prometió vetarlo si es electo y llegara a su escritorio.

La Acción Diferida tiene el potencial de beneficiar a 1.4 millones de jóvenes. Romney ha dicho que de ser electo permitirá que los Soñadores que ya hayan obtenido sus permisos de trabajo mediante la Acción Diferida los mantengan, pero que su administración no girará nuevos permisos porque propondrá una solución permanente que no ha explicado. Asimismo, Romney dice que hay que buscar una solución permanente a la situación migratoria de estos jóvenes y que el servicio militar es una opción, pero no aclara si la educación universitaria es otra.

El problema republicano con los latinos no es de “tono”, como dicen algunos, o de “falta de comunicación”, como dijo Reich. Por el contrario, el Partido Republicano a través de muchas de sus figuras ha sido muy claro en explicar sus propuestas extremistas y en el caso de muchos estados, en implementarlas o en defenderlas ante tribunales como ha sido el caso con leyes antiinmigrantes en estados gobernados por republicanos. Los mejores ejemplos son las leyes antiinmigrantes SB 1070 de Arizona y la HB 56 de Alabama.

Y Romney a través de todo el proceso electoral no ha tenido ningún problema de comunicación al plantear sus extremas propuestas migratorias: el concepto de autodeportación para lidiar con los 11 millones de indocumentados radicados en Estados Unidos; el decir que la ley de Arizona SB 1070 es un modelo nacional –aunque aclare que se refería al componente de E-Verify-; y el tener como su asesor migratorio al Secretario de Estado de Kansas, Kris Kobach, arquitecto del concepto de autodeportación o de “desgaste mediante la aplicación de leyes” haciéndole la vida tormentosa a los inmigrantes para que opten por autodeportarse.

Son precisamente todas estas claras posturas antiinmigrantes las que han tenido el efecto de espantar a los votantes latinos de los republicanos así sean hispanos de segunda, tercera o cuarta generación, o naturalizados. Como demostraron los sondeos de Latino Decisions para America’s Voice en estados claves para la elección, la inmigración es un tema que define a los políticos entre los votantes hispanos y determina cómo y por quién votarán.

Y cuando de inmigración se trata, Romney y los republicanos no han tenido ningún problema de comunicación en plantear su extremismo.

Más claro no canta un gallo.