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Trump insiste en el veto a refugiados y musulmanes, lo cual socava la seguridad nacional y los valores estadounidenses

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El veto a refugiados y musulmanes, revisado y firmado hoy, no cambia sustancialmente respecto de la versión inicial, según los detalles dados a conocer por Reuters y los comentarios por parte del equipo del presidente.

Y a pesar de las supuestas razones fundamentales en seguridad nacional para matener el veto, la nueva redacción se ha retrasado semanas, más recientemente con el fin de dar al presidente más tiempo para regodearse por su “exitoso” discurso ante una sesión conjunta del Congreso. Un alto funcionario del gobierno dijo a CNN: “Queremos que la acción ejecutiva tenga su propio ‘momento’”. Mientras tanto, diversos contundentes análisis han surgido del Departamento de Seguridad Nacional, que también deshacen las supuestas razones de seguridad de Trump.

De acuerdo con Lynn Tramonte, subdirectora de America’s Voice Education Fund, “el veto de Trump a refugiados y musulmanes persiste, a pesar de ajustes mٌínimos. El veto aún es una afrenta cruel, caótica y peligrosa a los principios en los cuales fue fundado nuestro país. El manejo cínico de Trump de toda esta situación ha mostrado cuán imprudente y manipulador está dispuesto a ser con los valores y la seguridad de nuestra nación”.

Consideremos los seguientes puntos importantes.

Esto empezó como un veto a refugiados y musulmanes, y aún lo es. Durante su campaña presidencial, Trump hizo un llamado a “la completa prohibición de ingreso a musulmanes a Estados Unidos, hasta que los representantes de nuestro país puedan entender lo que está pasando” (vea también los comentarios de Trump de julio de 2016 en “Meet the Press”).

Rudy Giuliani, aliado de Trump, admitió en Fox News en enero: “Cuando lo anunció por primera vez, [Trump] dijo ‘veto a musulmanes’. Me llamó y dijo: “Forma una comisión, muéstrame el camino correcto para hacerlo legalmente’”.

Y com lo dijo el consejero de la Casa Blanca, Stephen Miller en febrero en relación con el veto revisado, “[Estas] son en su mayoría diferencias ténicas mínimas. En esencia se va a tratar de lo mismo, resultados básicos de política pública para el país”.

Las razones de Trump en “seguridad nacional” han volado en pedazos. Primero, tuvimos a la mayor cantidad de expertos en seguridad nacional que hablaron en contra del veto original en enero de 2017.

Luego vimos un memo de inteligencia del DHS filtrado, considerando la ciudadanía un “indicador poco fidedigno de amenaza terrorista contra Estados Unidos”. En otras palabras, las razones de seguridad nacional tras el veto de Trump no se sostienen ante el escrutinio.

Después vimos al equipo del presidente justificar un retraso mayor, con el fin de maximizar lo que consideraba una cobertura mediática favorable.

Finalmente, vimos otro memo de la Oficina de Inteligencia y Análisis del DHS desbaratar el argumento de seguridad nacional de Trump, al encontrar que “la mayoría de los nacidos en el exterior, que se volvieron extremistas violentos en Estados Unidos, probabemente se radicalizaron varios años después de su ingreso en el país, limitando a los funcionarios la posibilidad de una revisión y un escrutinio para prevenir su entrada con base en preocupaciones de Seguridad Nacional”.

La verdadera historia es esta: los asesores nacionalistas blancos de Trump siguen facultados para llevar a cabo su agenda. En Los Angeles Times, Brian Bennett subrayó que el ala Sessions/Bannon/Miller del gobierno de Trump es explícita en sus objetivos de tratar de cambiar las tendencias demográficas de Estados Unidos, principalmente con base en criterios de raza y religión. Bennett señaló: “Tras los esfuerzos del presidente Trump de intensificar las deportaciones y bloquear los viajes desde siete países de mayoría musulmana, subyace un objetivo que va más allá de cualquier amenaza terrorista inmediata: el deseo de cambiar la demografía estadounidense a largo plazo y mantener fuera a la gente que Trump y sus más cercanos asesores creen que no se asimilarán”.

Asimismo, David Nakamura escribe en el Washington Post que la visión que del tema migratorio tiene el gobierno “refleja el objetivo subyacente de Trump y sus más importantes asesores de rehacer más ampliamente la política inmigratoria de Estados Unidos para que concuerde con una ideología nacionalista que considere a una gran cantidad de extranjeros como perjudiciales para la sociedad estadounidense”.