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Rubio fuera, ¿y ahora qué? Misericordia

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Marco Rubio, el joven senador floridano y estrella ascendente del Partido Republicano, perdió la primaria en su patio, el estado del Sol que representa en el Senado, víctima de una barrida propinada por Donald Trump, el controvertido, prejuicioso e instigador precandidato que continúa su acelerada carrera hacia la nominación presidencial o hacia una fracturada Convención Nacional Republicana en Cleveland, Ohio.

Por el bando republicano, Trump ganó Florida, Carolina del Norte e Illinois. Misuri no se había definido, mientras John Kasich ganó en su estado de Ohio, un triunfo que, según él, lo mantiene con vida si le va bien en los estados que vienen y puede evitar que Trump obtenga los 1,237 delegados requeridos para asegurar la nominación republicana. Los dos punteros republicanos son Trump y Ted Cruz, dos figuras anti establishment que ahora, con la salida de Rubio, ponen a la élite del Partido Republicano contra las cuerdas.

Por el bando demócrata, Hillary Clinton barrió en la Florida, Carolina del Norte, Illinois y Ohio, y batallaba Misuri con Bernie Sanders.

El voto cubanoamericano republicano en la Florida, especialmente en Miami-Dade, parece haber favorecido a Rubio sobre Trump, pero no fue suficiente para frenar los avances del empresario entre otros sectores del estado.

El martes, en zonas como la Pequeña Habana, Rubio Country, se respiraba una extraña resignación aun entre quienes mostraban sus pegatinas de “I Voted” y decían en voz alta que lo habían hecho por Rubio.

“Yo voté por Rubio porque mi papá me lo pidió, aunque sé que va a perder”, dijo una dama mientras esperaba su turno en el Café Versailles. Pero si queda Trump como nominado, comentó, habrá que votar por Hillary Clinton “porque ese otro (Trump) es racista y está loco”.

“Voté por Rubio porque apoyó una reforma migratoria para 11 millones de indocumentados. Soy ecuatoriano. Llevo aquí 44 años y estoy peleando por los derechos de los inmigrantes”, dijo Carlos Zambrano.

Si al final la contienda es entre Trump y Clinton, Zambrano, siendo republicano, “podría votar por Clinton porque sería la mejor opción”.

“Ella tiene la experiencia. Trump es un bocón, como ciertos políticos latinoamericanos, es un payaso, pero para gobernar un país hay que tener otro punto de vista sobre las personas de todas las razas. Este hombre (Trump) es muy peligroso”, agregó Zambrano.

Pero el cubano Marcos Suárez votó por Trump. “No fui el único. En la familia, hubo dos o tres más que votaron por él. El hombre habla bien, pero hay que ver… porque al final no va a ganar contra la Clinton. Puede ser que dé una sorpresa, pero si no es ahora será en el 20, en las próximas elecciones”.

Entre los comensales del emblemático Restaurante Versailles sobresalía un anciano que lucía la gorra roja de Trump con el mensaje “Make America Great Again”. Esto en Rubio Country. Mal agüero. Los planetas simplemente no estaban alineados.

Y así lo asumió Rubio al felicitar a Trump y anunciar la suspensión de su campaña.

Rubio dio un emotivo discurso en el cual culpó a la élite del Partido Republicano por ignorar las preocupaciones del movimiento conservador, al permitir que siguieran hirviendo y este año la rabia contenida hiciera ebullición y encontrara en Trump su Mesías.

Pero haciendo honor a su estilo, Rubio quiso quedar bien con Dios y con el Diablo. Dijo que la política del resentimiento no sólo redundará en un Partido Republicano dividido, sino en una nación dividida; pero no aprovechó la oportunidad para retar directamente a Trump por fomentar ese resentimiento y esa división.

Y dijo que en este año electoral de frustración y rabia, “si estás en contra de la inmigración ilegal eres prejuicioso”, pero no denunció la intolerancia de Trump y de sus seguidores.

Si algo cierto dijo Rubio es que este no es el año electoral del optimismo y la esperanza, y le pidió a los electores que no cedan al miedo ni a la frustración.

Y el triunfo de Trump en la Florida, así haya sido en la interna republicana, un estado oscilante de importante población hispana, y de haber derrotado a Rubio en su propio patio, debe sonar la alarma para un fracturado Partido Republicano encabezado por Trump y Cruz, dos figuras divisivas. Pero también para el Partido Demócrata que no debe tomar a la ligera la ira del elector; y para los votantes latinos, así como la importancia de su participación electoral, porque Trump y su circo parecen cada vez más cercanos a la nominación republicana.

Misericordia.

Maribel Hastings es asesora ejecutiva de America’s Voice.