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Las palabras bonitas se las lleva el viento

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01/04/10 a 9:38am

Los datos de la empresa encuestadora Research 2000, que realiza sondeos semanales de opinión sobre la situación general del país para el portal  de internet Daily Kos, revelan que la popularidad del presidente Barack Obama se incrementó entre los hispanos después de la Marcha Por América que concentró en Washington a 200.000 manifestantes a favor de un cambio en las leyes de inmigración.

La aceptación del mandatario de parte de los latinos mejoró de 63 a 73 por ciento y el nivel de desaprobación bajó de 26 por ciento a 16 por ciento de acuerdo con las encuestas realizadas la semana del 22 de marzo y la semana del 8 de marzo.

El sondeo de Research 2000 no indagó a los encuestados acerca de los efectos de la manifestación en el corazón del Distrito de Columbia, pero yo no tengo la menor duda que la aparición de Obama en las pantallas gigantes diciendo que la reforma se debería dar este año influyó en el concepto que dieron los hispanos respecto al gobernante.

La ratificación de la promesa a los latinos de cambiar las leyes de inmigración seguramente hizo que los consultados le bajaran el tono a la inconformidad latente que existe en la comunidad hispana con el presidente.

Las redadas, las deportaciones, la separación de familias, el reforzamiento de las medidas restrictivas contra los trabajadores indocumentados han menoscabado el aprecio de la comunidad hispana hacia la actual Administración, de la cual no ve una acción concreta para resolver el problema migratorio.

“Las palabras son bonitas, pero se las lleva el viento” dijo María Rodríguez, directora ejecutiva de la Coalición de Inmigrantes de la Florida (FLIC),  a los manifestantes después de que se pasó el video del presidente en Washington.

La frase iconoclasta de Rodríguez demuestra que el paliativo que representó el contenido del mensaje pre grabado no será suficiente para mantener la popularidad del presidente o de legisladores que hasta ahora han contado con el respaldo de los latinos.

Poco más de un año después de la elección de Obama, la encuestadora Bendixen efectuó un sondeo entre 1,012 hispanos de 12 estados del país que dieron en su mayoría, con 65 por ciento, su respaldo al trabajo de Obama.

Sin embargo, 50 por ciento dijo que la gestión del presidente ha sido mediocre o mala en el tema migratorio.

El sondeo, comisionado por America’s Voice, concluyó que la mayoría de los encuestados conocía directamente a algún indocumentado, por lo que los autores del estudio concluyeron que la reforma migratoria es un asunto que va más allá del contexto político y se trata de algo de carácter personal para los latinos.

El rechazo a políticos que promueven medidas anti inmigrantes se evidenció en el sondeo: 72 por ciento de los encuestados expresaron que no votarían por candidatos que favorezcan la deportación forzada de los indocumentados.

No obstante, a los políticos en Washington no parece importarles las consecuencias de su inacción en el tema migratorio y dan por hecho que desdeñar a la comunidad hispana es una nimiedad.

No han tenido en cuenta que 40 por ciento de los votantes hispanos son ciudadanos naturalizados con una conexión inmediata con la porción de la comunidad latina que carece de estatus migratorio.

No le han prestado atención  a que 79 distritos del Congreso, 54 controlados por demócratas y 25 por republicanos, tienen por lo menos 25 por ciento de población hispana y que existe una obligación de representar a esos constituyentes.

No han considerado que el voto latino podría ser un factor definitorio en noviembre en 42 competencias electorales reñidas en 12 estados, incluyendo 29 de la Cámara de Representantes, 8 del Senado y 5  gobernaciones.

En Washington todos están jugando a pasarse la pelota con la reforma migratoria para evitar tomar el toro por los cuernos y resolver de una vez por todas el problema del desbaratado y vetusto sistema migratorio actual.

La Casa Blanca dice que los legisladores deben actuar, la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, dice que el debate debe comenzar en el Senado, el senador demócrata Charles Schumer dice que ha trabajado durante un año con el senador republicano Lindsey Graham en el diseño del proyecto pero que el senador Graham está buscando otro senador republicano para que lo respalde, y el senador Graham dice que es la Casa Blanca la que tiene que someter la legislación.

Este domingo en el programa semanal de la cadena NBC, Meet the Press, Graham repitió el desafío al presidente y recordó que hace tres años 16 demócratas que no votaron a favor de la reforma migratoria, contribuyeron a matarla.

Mi impresión es que los amotinados del té con su última caravana tienen acobardados a los residentes del Capitolio y estos prefieren ahorrarse un disgusto con los extremistas restriccionistas que hacer historia solucionando un problema que no debería postergarse.

La gente volvió a salir a la calle en masa en Los Ángeles y volvió a reclamar la reforma migratoria. Las manifestaciones se han extendido al Área de la Bahía, Colorado y Arizona.

Ahora veremos si los políticos de Washington son serios con la comunidad hispana o tratan de inventarse otro cuento chino.

Rafael Prieto Zartha es asesor de medios de comunicación en español de America’s Voice