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En el próximo debate, Trump y Clinton tienen respuestas para Sophie Cruz que todos necesitan escuchar

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Sophie question

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La campaña de Sophie Cruz de hacer una pregunta sobre la deportación en el próximo debate presidencial saca a relucir un tema que ha recibido poca atención hasta el momento: ¿qué pasa con los niños?

No sorprende que los planes inmigratorios de Donald Trump y Hillary Clinton difieran diametralmente cuando se trata del bienestar de los niños, incluyendo a ciudadanos estadounidenses como Sophie.

Primero, Donald Trump ni siquiera piensa que Sophie es ciudadana estadounidense. Discutió al respecto con Bill O’Reilly. Vale la pena leer la conversación completa, pero presentamos enseguida un extracto:

O’Reilly: He estado diciendo durante décadas que no es posible deportar gente que tiene la ciudadanía estadounidense y que las cortes federales jamás permitirán deportaciones masivas sin el debido proceso para cada persona. ¿Imaginas a la policía federal pateando puertas en todo el país arrastrando a las familias y poniéndolas en un autobús? ¿Imaginas eso?

Trump: No creo que ellos tengan la ciudadanía estadounidense. Si hablas con muy buenos abogados, sé que algunos estarían en desacuerdo. Muchos están de acuerdo conmigo en que ellos no tienen la ciudadanía estadounidense. Tenemos que empezar un proceso con base en el cua retomemos nuestro país. Nuestro país se está yendo al infierno. Tenemo que empezar un proceso con base en el cual retomemos nuestro país.

En resumidas cuentas, necesitamos “retomar nuestro país” quitándole la ciudadanía a estadounidenses nacidos aquí, debido al estatus migratorio de sus padres. No es de extrañar que los latinos y otras personas de color sientan que su americanidad está siendo cuestionada por esta campaña: lo es.

Hillary Clinton, sin embargo, quiere mejorar las vidas de esos niños estabilizando el estatus de sus padres y permitiéndoles en algún momento convertirse en ciudadanos de Estados Unidos. Como le dijo al SEIU: “La medida más importante de toda sociedad es cómo se trata a aquellos que están empezando, como los niños, y a quienes están terminando, como los ancianos. ¿Qué tipo de país seríamos si permitimos que Donald Trump separe a nuestras familias?

Los dos candidatos dicen que apoyan la unidad familiar, pero esa idea se ve muy diferente dependiendo de quién sea presidente.

La visión de Trump de mantener a las familias juntas es una deportación multigeneracional: “Vamos a mantener a las familias unidas, pero se tienen que ir”, dijo en Meet the Press. Cuando Barbara Walters le preguntó si iba a deportar a familias enteras, incluyendo mujeres y niños, dijo: “Seguro, será una inificación familiar. Será llevado a cabo de una manera humana”.

Por su parte, Clinton dice: “Tenemos que estar del lado de las familias trabajadoras, y eso incluye a las familias inmigrantes. Mamás y papás deberían estar preparando a sus hijos para el futuro, no para la posibilidad de que sean capturados en cualquier momento”.

La plataforma de Clinton — la aprobación de la reforma migratoria integral y la ampliación de la acción diferida, terminar con la detención de familias y hacer asequible el cuidado médico para los inmigrantes — está enfocada en ayudar a las familias a que vivan mejor en Estados Unidos.

Esas diferencias son importantes. Alrededor de 5 millones de niños en Estados Unidos tienen uno o más padres que son indocumentados, y 4 millones de esos niños son ciudadanos estadounidenses. Diversos estudiosmuestran que los niños de esas familias enfrentan importantes factores de estrés — desde los económicos hasta la extrema ansiedad ante la perspectiva de la deportación de sus padres — que dañan su habiliodad de concentrase en la escuela, lo cual puede conducirlos hacia un daño psicológico.

Una presidencia de Trump sólo multiplicaría los temores y las ansiedades de los niños, mientras que implementar la plataforma de Clinton los aliviaría sustancialmente.

Recientemente, Ohio’s Voice y Cleveland Jobs With Justice realizaron unpanel en Cleveland para analizar los numerosos costos de la deportación masiva. Empezamos por los costos económicos, como fue subrayado en un nuevo informe del Center for American Progress y explicado por Amy Hanauer, de Policy Matters Ohio. Luego discutimos los costos legales con David Leopold y el impacto en los trabajadores con Deb Kline.

Terminamos con la parte más costosa de la propuesta de Trump: el costo de la deportación en familias estadounideses.

Marilú Morales, cuyo esposo Javier fue deportado dos meses antes del anuncio de DAPA, habló junto a su hija Rocío. Sus otros tres hijos se matuvieron atentos a la conversación. Ellos viven con la realidad de la deportación de su padre todos los días.

“Cuando deportaron a mi esposo, nuestra hija menor tenía 8 meses de edad, de tal modo que solamente lo conoce por su voz. Desde que eso ocurrió siempre me la paso con miedo. Mis niños tienen miedo todo el tiempo y cuando regresan a casa de la escuela, no quieren abrir la puerta. Desde la deportación de su padre, mi hijo mayor ha tenido que tomar pastillas para la ansiedad y la depresión. Yo tuve que dejar de trabajar y no puedo manejar porque no tengo licencia. Mis hijos sólo quieren a su papá de regreso en casa”, explicó Marilú.

La pregunta de Sophie Cruz debe ser respondida este domingo en el debate, no porque las campañas no hayan sido claras en sus respuestas, sino porque una aundiencia mucho más grande de estadounidenses necesita escuharlas. Si nos preocupan los niños, solamente hay una respuesta correcta.