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ACTUALIDAD POLÍTICA: Unas de cal y otras de arena

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01/09/09 a 9:47am por Columnista Invitado

Pilar Marrero

Actualidad política

Hablaba con mi mamá este fin de semana y salió el tema de la muerte de Ted Kennedy. No me sorprendió en lo absoluto que el primer comentario de mi vieja fuera referirse al feo escándalo de Chappaquidick, ocurrido en 1969 y en el que murió Mary Jo Kopechne, quien viajaba con Kennedy en su vehículo cuando éste se fue de control y cayó al agua en Chappaquidick Island, Mass.

Es mucho más facil entender y comunicar los fallos morales del senador Kennedy que el inmenso alcance de su trayectoria.

Hay personas de privilegio cuyas familias tienen una influencia enorme sobre la política de este país, pero algunos se dedican a lograr el privilegio para sus amigos corporativos (familia Bush) y otros, como los Kennedy, para impulsar el país a niveles de progreso social que le hacen falta desesperadamente.

El nombre Kennedy seguro tuvo mucho que ver con el hecho de que el recién fallecido senador sólo fue acusado de dejar la escena de un accidente y tras declararse culpable, apenas recibió una sentencia de dos meses, que encima fue suspendida.

Esta acción le costó a Kennedy su aspiración a la presidencia, pero no su puesto en el Senado, al que fue reelecto el siguiente año con 62% del voto. Recordar ese incidente obviamente mancha la memoria de Kennedy, y así debe de ser, pero también es verdad que el senador se pasó el resto de su vida haciendo el bien y enfocando su considerable capacidad política y negociadora en mover este país hacia delante desde el punto de vista social.

Eso no le devuelve la vida a Kopechne, pero en mi opinión, sí compensa su imagen pública con creces. No era un santo, pero su récord legislativo ayudó a millones de personas en muchos aspectos, desde atención de salud, hasta derechos civiles, laborales y de los inmigrantes, beneficios para los refugiados, equipos de protección para los soldados y muchos resultados concretos que pocos legisladores pueden igualar.

Se dijo en estos días que Kennedy fue un latino, un inmigrante o un mexicano honorario, que no tenía empachos en cantar rancheras para granjearse el afecto de la comunidad y aumentar su arrastre político. Pero no sólo cantaba rancheras, o comía tacos. Eso lo hacen muchos políticos sin que sirvan de nada.

Alguien a quien entrevisté la semana pasada sobre Kennedy me decía que, en el Congreso, no basta con estar presente y votar así o asa. Los legisladores que dejan huella son los que lideran, los que llevan la voz cantante en los debates y en impulsar reformas y leyes nuevas.

De repente me dio por tener miedo de que sin Kennedy, va a ser mucho más dificil poder impulsar la reforma migratoria —igual que la de salud— porque si esperamos liderazgo de la mayoría de nuestros congresistas latinos nos podemos esperar sentados. Cuándo fue la última vez que usted vio a un congresista latino tomar el liderazgo en un tema y convertirse en líder nacional. Aquí también me da por extrañar a nuestro Edward Roybal, el congresista de LA que se las arreglaba solito para hacer filibusteos y parar leyes nocivas para nuestra comunidad o empujar las que nos beneficiaban.

Lamentablemente, cada vez quedan menos líderes, que impulsan causas en las que creen realmente y no calienta asientos que miden los vientos políticos cada vez que se levantan y que sólo siguen, nunca lideran.

Roybal, a quien perdimos hace algunos años, era uno de esos. También, y en mucho mayor alcance por su nombre y proyección, lo fue Ted Kennedy.

Pilar Marrero es periodista y columnista política de La Opinión